









NUNCA LLORE LA MUERTE DE MI PADRE
Mi padre murió en el año 2014, luego de dos años de lucha contra un mieloma múltiple que terminó por devastarlo. Yo no tuve el cuidado de retratarlo, porque además estaba lejos. Viajé en dos oportunidades durante todo su proceso. La primera fue para visitarlo en casa a principios de la detección de la enfermedad y ya entonces mi padre mostraba signos de deterioro, por lo cual apenas le he algunas fotos y de éstas me quedo con la que presento acá en formato horizontal, borrosa tal como visualicé la imagen de mi padre que resumí también en un poema: Como esperando una palabra / para acontecer / así está / así se queda / mi padre, en la distancia.
La segunda visita fue ya para su funeral. Y allí no conseguí llorar, o tal vez lo hice a través de la cámara fotografiando la tristeza y el vacío que me rodeaba. Creo que mi padre por fin pudo descansar luego de dos años de agonía y que se fue feliz sabiéndose amado. Creo que por eso también mi ojo se situó sobre el visor de la cámara durante su funeral; había allí demasiada tristeza, demasiado dolor, y eso no se correspondía con lo que fue mi padre con su fortaleza, su amor y su alegría. Creo que mi manera de llorarlo y de honrarlo fue esa, no dejar que en ese momento la vida se nos tornara más aburrida de lo que ya estaba siendo.
